miércoles, 17 de julio de 2013

Fe y familia en la CARTA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI

CARTA ENCÍCLICA
LUMEN FIDEI
Fe y familia

52. En el camino de Abrahán hacia la ciudad futura, la Carta a los Hebreos se refiere a una bendición que se transmite de padres a hijos (cf. Hb 11,20-21). El primer ámbito que la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en el matrimonio, como unión estable de un hombre y una mujer: nace de su amor, signo y presencia del amor de Dios, del reconocimiento y la aceptación de la bondad de la diferenciación sexual, que permite a los cónyuges unirse en una sola carne (cf. Gn 2,24) y ser capaces de engendrar una vida nueva, manifestación de la bondad del Creador, de su sabiduría y de su designio de amor. Fundados en este amor, hombre y mujer pueden prometerse amor mutuo con un gesto que compromete toda la vida y que recuerda tantos rasgos de la fe. Prometer un amor para siempre es posible cuando se descubre un plan que sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar totalmente nuestro futuro a la persona amada. La fe, además, ayuda a captar en toda su profundidad y riqueza la generación de los hijos, porque hace reconocer  en ella el amor creador que nos da y nos confía el misterio de una nueva persona. En este sentido, Sara llegó a ser madre por la fe, contando con la fidelidad de Dios a sus promesas (cf. Hb 11,11).

53. En la familia, la fe está presente en todas las etapas de la vida, comenzando por la infancia: los niños aprenden a fiarse del amor de sus padres. Por eso, es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos. Sobre todo los jóvenes, que atraviesan una edad tan compleja, rica e importante para la fe, deben sentir la cercanía y la atención de la familia y de la comunidad eclesial en su camino de crecimiento en la fe. Todos hemos visto cómo, en las Jornadas Mundiales de la Juventud, los jóvenes manifiestan la

alegría de la fe, el compromiso de vivir una fe cada vez más sólida y generosa. Los jóvenes aspiran a una vida grande.
El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades.


Luz para la vida en sociedad
54. Asimilada y profundizada en la familia, la fe ilumina todas las relaciones sociales.


martes, 16 de julio de 2013

MISIÓN POPULAR EN TARIFA

Participación de los
Movimientos Familiares
en las
Misiones Populares de Tarifa

El pasado día 13 de julio, los Responsables del Sector de Cádiz  de los Equipos de Nuestra Señora, junto con los Presidentes Diocesanos del Movimiento Familiar Cristiano, participaron en las ponencias de la Misión Popular organizada en Tarifa con el apoyo de Hogares de Nazaret, con motivo de la coronación canónica de su patrona, Ntra.  Señora de la Luz.
En una charla sobre el matrimonio y familia cristiana, impartida en la iglesia parroquial de San Mateo Apóstol, después de la confirmación de los jóvenes, con el título “La familia patrimonio de la humanidad”, destacaron la importancia del matrimonio en la sociedad y las características  del sacramento del matrimonio, que acompañan con su gracia a los contrayentes durante toda la vida, siendo una eficaz ayuda para  lograr la buena convivencia  y aceptación mutua, en toda su integridad, desde el amor.

Explicaron las actitudes  que deben caracterizar a una familia cristiana, y que han de tener presentes en la educación de los hijos, realizada en una intima colaboración  dentro de la pareja y en su relación con el colegio, los catequistas y la propia sociedad; debiendo resaltar  la responsabilidad en todos sus aspectos, la generosidad  y confianza; y todas ellas practicadas con una alegría interior “fruto del  encuentro con Jesús y de sentirse amado por Dios” como ha dicho el Papa Francisco.


Animaron a dar una respuesta generosa a la llamada que ha supuesto la Misión Popular, con un despertar a la fe y con un encuentro con los demás cristianos y con la Palabra de Dios que transforma y vivifica, teniendo como modelo a la Sagrada Familia de Nazaret, que  también pasó por muchas dificultades y al poner su confianza en Dios, fueron realizando la misión que tenían encomendada. Rogaron para que la Virgen María interceda por ellos  y  fortalezca la vida de la comunidad en  esa ciudad que le profesa una profunda devoción en su advocación  de Ntra. Sra.  de la Luz.

Movimiento Familiar Cristiano / Equipos de Nuestra Señora

martes, 9 de julio de 2013

JORNADA DE LA FAMILIA - 26 Y 27 DE OCTUBRE DE 2013 - ROMA

GRAN EVENTO EN EL AÑO DE LA FE:
JORNADA DE LA FAMILIA

26/10/2013 - 27/10/2013 (SAVE TO CAL)

CITTÀ DEL VATICANO - PIAZZA SAN PIETRO 

 (CITTÀ DEL VATICANO)

es
FAMILIA, !VIVE LA ALEGRÍA DE LA FE!
Peregrinación de las familias a la Tumba de San Pedro con motivo del Año de la Fe
El 26 y 27 de octubre las familias de todo el mundo se dirigirán en peregrinación a Roma, 
a la tumba de Pedro, para tener un intenso momento de compartir y de oración, para 
testimoniar con alegría la propia fe y para reflexionar sobre el valor de la familia como lugar
privilegiado para la transmisión de la fe. Las familias están invitadas a participar también 
todos los niños y los abuelos.
Para participar en la peregrinación es necesario registrarse en el sitio www.familia.va desde 
el 1 de mayo hasta el 20 de septiembre de 2013. Próximamente, en esta página web, estarán 
disponibles videos, entrevistas y otros materiales para la preparación de la peregrinación.
Para recibir mayores informaciones sobre el evento escribir a roma2013@family.va
Para el alojamiento en Roma es posible contactar a:
“Peregrinatio ad Petri Sedem”
Tel: +39 06 6988 4896
Fax. +39 06 6988 5617
accoglienza@peregrinatio.va

lunes, 8 de julio de 2013

MASTER EN PASTORAL FAMILIAR

http://www.jp2madrid.org/jp2madrid/images/sagrada_familia.jpgMaster de Especialidad Universitaria en
Pastoral Familiar del Pontificio Instituto de Juan Pablo II


Una original línea formativa que se lleva a cabo en diversas diócesis de España,  donde los alumnos puedan participar en familia, con sus hijos, y enriquecerse intelectual, humana y espiritualmente en un ambiente familiar y de descanso.
Sedes más cercanas: Sevilla y Córdoba (tres sesiones de invierno).
                                   Málaga (sesión de verano).




» Objetivo

Ofrecer a sus alumnos una formación interdisciplinar sobre el matrimonio y la familia que les permita comprender el sentido de la vocación al matrimonio, capacitándolos para colaborar en la pastoral familiar en sus diócesis, parroquias, asociaciones o movimientos apostólicos.

 

Fue el mismo Juan Pablo II quien indicó como objetivo fundamental de la labor del Instituto “dar a la pastoral familiar un apoyo filosófico y teológico que reaccione contra la visión atea y materialista”; y ofrecer a sus alumnos “una gran preparación específica para poder contribuir a enriquecer la vida de los fieles, ayudándoles a descubrir la vocación a la santidad de los cónyuges y de los demás miembros de la familia”.

» Beneficios

El Máster es algo más que una experiencia académica,  donde acumular información y bibliografía sobre los bloques temáticos que lo estructuran. El Máster otorga, además, gran importancia a los momentos de convivencia y comunicación entre los participantes, y también a los momentos de celebración y oración en familia.

El Máster invita  a abordar y dialogar, personal y familiarmente, sobre temas que  los alumnos no están muy acostumbrados a verbalizar. También hace posible la lectura y reflexión de algunos documentos pontificios y episcopales relevantes para la pastoral familiar.

El Máster es un “ambiente que envuelve” y, por eso, resulta muy difícil que “quienes se asoman a él”, debidamente informados y motivados, no se “enganchen” con “esa corriente de vida” que está beneficiando a tantos matrimonios, hijos, sacerdotes y consagrados de distintas diócesis de España.

» Dirigido a

o    Aquellas personas interesadas en profundizar intelectual y vitalmente en la verdad del matrimonio.
o    Especialmente a quienes, en los movimientos eclesiales, grupos de matrimonios, asociaciones o en los consultorios familiares, se ocupan de la realidad de la familia.
o    Está pensado para que puedan asistir las familias al completo.
o    Durante las sesiones lectivas, los niños son atendidos por un esmerado servicio de guardería que incluye formación cristiana adecuada para cada edad.

» Plan de Estudios

El programa de formación comprende 36 créditos, estructurados en tres años, con una sesión estival y tres sesiones invernales, en cada año.  
El Máster está planteado para realizarlo en tres años, aunque los alumnos podrán realizarlo en un tiempo mayor, adecuándolo a su ritmo de vida y necesidades de cada momento.

Cada sesión de verano consta de una semana de estudio, con seis días lectivos, intercalando la actividad académica con la vida familiar, el descanso, la vida espiritual y la convivencia.

Cada sesión invernal consta de dos días lectivos intensivos durante el fin de semana, compaginando también los aspectos de vida familiar, espiritual y de convivencia.

Los alumnos deben realizar trabajos personales, cada tres sesiones invernales, y previo a la sesión estival. Este trabajo, no muy extenso, debe tratar sobre la lectura y reflexión de documentos  apostólicos, tales como “Familiaris Consortio”, “La Carta a las Familias”, o la “Exhortación sobre la Familia, santuario de la vida, esperanza de la sociedad”.  Al hilo del estudio de dichos documentos, surgirá la interpelación sobre algún aspecto de la vida familiar o conyugal que enriquecerá la experiencia del matrimonio y de la familia.

Una vez finalizado el Master, los matrimonios o alumnos,  defenderán públicamente su Tesina.

El Plan de Estudios se estructura en 20 grandes bloques temáticos, distribuidos en cinco módulos:

-          Módulo Filosófico.
-          Módulo Teológico.
-          Módulo Moral.
-          Módulo Psicopedagógico.
-          Módulo Pastoral.

» Dirección Académica y Profesorado

 

Conforman,  la Dirección académica y Dirección de Estudios del Máster:

 

DIRECTOR ACADÉMICO
Juan de Dios Larrú Ramos,
Doctor en Teología.

DIRECTORES DE ESTUDIOS
Juan José Pérez-Soba Diez del Corral,
Doctor en Teología.
Profesor de Teología Moral en la Facultad de Teología de San Dámaso. Madrid.

Juan Andrés Talens Hernandis,
Doctor en Teología.
Profesor de Ética Sexual en la Facultad de Teología de Valencia, y de Teología Moral en el P.I. Juan Pablo II

El profesorado, en las asignaturas de filosofía y teología, pertenece al Pontificio Instituto Juan Pablo II. En las otras materias, son profesores especialistas con experiencia en el ámbito familiar.


» Titulación

La titulación que obtiene, quien haya realizado el currículum completo de 36 créditos, más la elaboración de la tesina, es la de Especialista Universitario en Pastoral Familiar, titulación otorgada por la Pontificia Universidad Lateranense (Roma).

Además, los alumnos podrán optar, con la consecución de los otros 30 créditos restantes, al título de Master en Ciencias del Matrimonio y la Familia del Instituto de Juan Pablo II.

» Más Información

Para más información consulte la web  www.jp2madrid.org, o bien, contacte con la secretaría del Pontificio Instituto Juan Pablo II:

Pl. Conde Barajas, 1 - 28005 Madrid - 91 365 80 83 - personayfamilia@jp2madrid.org

viernes, 5 de julio de 2013

CARTA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO

Index





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CARTA ENCÍCLICALUMEN FIDEI
DEL SUMO PONTÍFICE
FRANCISCO
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A TODOS LOS FIELES LAICOS
SOBRE LA FE

1. La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta  expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: « Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas » (Jn 12,46). También san Pablo se expresa en los mismos términos: « Pues el Dios que dijo: “Brille la luz del seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros corazones » (2 Co 4,6). En el mundo pagano, hambriento de luz, se había desarrollado el culto al Sol, al Sol invictus, invocado a su salida. Pero, aunque renacía cada día, resultaba claro que no podía irradiar su luz sobre toda la existencia del hombre. Pues el sol no ilumina toda la realidad; sus rayos no pueden llegar hasta las sombras de la muerte, allí donde los ojos humanos se cierran a su luz. « No se ve que nadie estuviera dispuesto a morir por su fe en el sol »[1], decía san Justino mártir. Conscientes del vasto horizonte que la fe les abría, los cristianos llamaron a Cristo el verdadero sol, « cuyos rayos dan la vida »[2]. A Marta, que llora la muerte de su hermano Lázaro, le dice Jesús: « ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? » (Jn 11,40). Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso.
¿Una luz ilusoria?

Tribuna Libre - Oscar González Esparragosa

TRIBUNA LIBRE
5 de julio: Aniversario de una ley injusta
ÓSCAR GONZÁLEZ / ESPARRAGOSA / DELEGADO EPISCOPAL / PARA LA FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA |


HOY, 5 de julio, se cumple el aniversario de la promulgación de una ley injusta. La ley que el 5 de julio de 2010 legalizó el aborto en España y constituyó en supuesto derecho de toda mujer la capacidad de suprimir, dentro de las primeras catorce semanas, la vida del hijo en gestación. 

Se trata de una ley injusta, porque es un hecho científicamente probado que el inicio de la vida del ser humano no se produce con su nacimiento, ni a las 22 semanas de gestación, ni a las 14, ni con la implantación en el útero materno al sexto día, sino cuando el óvulo y el espermatozoide se unen para formar el cigoto. Desde ese momento se inicia la andadura de un nuevo ser, que posee un patrimonio genético propio y exclusivo, que le caracteriza como un nuevo individuo de la especie humana. Y ese nuevo individuo se desarrolla de forma autónoma y continuada, sin saltos cualitativos que nos permitan distinguir una fase humana de otra que no lo es. Por consiguiente, la ciencia nos asegura que el no nacido es un nuevo ser humano.
 

En consecuencia, ¿cómo podríamos negarle el reconocimiento de la dignidad y el derecho a la vida que se debe a toda persona? Si sostenemos que hay seres humanos que no son personas, que no tenemos que respetar como personas… nos internaremos por el sendero de inhumanidad que condujo a legitimar el negocio de la esclavitud, o el genocidio del pueblo judío, por poner dos ejemplos bien evidentes. No hace falta ser creyente para defender el derecho a la vida de todo ser humano, incluso del no nacido. La ciencia y la razón nos ofrecen argumentos suficientes para ello. Cristianos y no cristianos compartimos la conciencia íntima de la dignidad y los derechos de todo ser humano, que le hacen merecedor de respeto y protección.
 

Una sociedad auténticamente democrática se fundamenta en el reconocimiento de la igual dignidad de todos los seres humanos, incluso de los más débiles. O mejor: sobre todo, de los más débiles. Por eso, cuando se desprotege el derecho a la vida de los que no pueden defenderse, y se otorga a otros la capacidad de suprimirlos, nos encontramos en medio de una sociedad moralmente enferma, que aprueba leyes injustas. Incluso si han sido aprobadas dentro del respeto a los formalismos democráticos. Porque el bien y la verdad se sustentan en su intrínseca racionalidad, y no en el número de los que opinan.
 

En este asunto hay que evitar simplezas ideológicas. Defender la vida no es una cuestión de derechas ni de izquierdas. Tabaré Vázquez, presidente (socialista) de Uruguay, en 2008, explicó su veto a la ley que pretendía legalizar el aborto en su país, afirmando: "El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia". El verdadero progresismo es el que impulsa a la defensa de la dignidad y los derechos de TODOS los seres humanos, y no sólo de una categoría de ellos. Frente a la posibilidad del aborto, las alternativas verdaderamente progresistas pasan por el apoyo decidido a la mujer que se enfrenta a un embarazo en condiciones difíciles. Sólo que este apoyo jamás puede incluir el derecho a suprimir la vida de un ser humano inocente, encomendada por la naturaleza a la protección de su madre.
 

Teresa de Calcuta afirmó que el aborto constituye una de las mayores amenazas para la paz. Evidentemente. Sería ilusorio querer construir una sociedad justa, próspera y armoniosa, sobre los pequeños cadáveres de millones de víctimas inocentes. Cuando la sociedad deja de proteger el derecho de todos a la vida, introduce en su 'sistema' un 'virus' letal, de consecuencias funestas e imprevisibles, que conduce inexorablemente a la gestación de una cultura que devalúa el respeto a la persona, una 'cultura de muerte', denunciada con tanto vigor por el gran humanista Juan Pablo II.
 

Urge pues una reacción social, una movilización ciudadana, reflexiva y pacífica, aunque no menos tenaz, que promueva una legislación más respetuosa de la dignidad del ser humano, y capaz de salvaguardar sus derechos más básicos. Porque cuando una sociedad se muestra insensible y apática ante leyes que niegan el derecho de todos a la vida, no nos sorprenderá que tampoco reaccione cuando se conculca el derecho de las personas al trabajo, al sustento, a la vivienda, a una sanidad o una enseñanza de suficiente calidad… a una auténtica justicia social.
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http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/1558352/julio/aniversario/una/ley/injusta.html

5 de Julio: aniversario de una ley injusta


Antes de explicar este posicionamiento del Secretariado para la Defensa de la Vida de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, queremos responder públicamente a una cuestión previa: ¿tenemos algo que decir los cristianos sobre una cuestión legal o política? Por supuesto, pensamos que sí, y esta carta es un ejercicio de ese derecho. Juan Pablo II nos lo enseñó de palabra y con el ejemplo. Él participó activamente, con su oración, su predicación y su apoyo, en el movimiento que acabó con el totalitarismo en su Polonia natal, y que tras su extensión concluiría con la caída del muro de Berlín. Nos animó a luchar no sólo con oración y ayuda asistencial, también con las armas que la democracia pone a nuestra disposición, para que las leyes que aprueban nuestros representantes políticos sean justas y respeten la dignidad del ser humano.

Tenemos derecho a opinar, además, porque nuestra opción pro-vida no se basa en meras costumbres religiosas particulares, como el ayuno cuaresmal, sino en el hecho científicamente demostrado de que el inicio de la vida humana no se produce con el nacimiento, ni a las 22 semanas de gestación, ni a las 14, ni con la implantación en el útero materno al 6º día, sino cuando el óvulo y el espermatozoide comparten su material genético para formar el cigoto.

Es verdad que la mayoría de los más activos defensores de la vida prenatal somos cristianos fieles. Quizá se deba a que defender la vida desde la concepción implica luchar contra una poderosa corriente relativista, y resulta más fácil para los que contamos con la ayuda de Dios, recibida por la fe en Cristo. En todo caso, cristianos y no cristianos compartimos algo muy importante: la conciencia íntima de la dignidad del ser humano. No es necesario siquiera ser creyente para reconocer el valor sagrado de la vida humana. Todos nos hemos horrorizado, hace unos días, con la noticia del recién nacido tirado al retrete, en Alicante, por una mujer que alegaba no haberse podido pagar el aborto. Sin entrar en inútiles condenas, démonos cuenta de cómo la aceptación del aborto nos lleva a una pérdida cada vez mayor de sensibilidad moral. Gracias a Dios, aquel niño pudo ser rescatado y vivirá, porque su madre no pudo someterse a un aborto. Otros 40-50 millones anuales, según la OMS, son abortados en todo el mundo. Se les ha negado el derecho a vivir.

Hoy día, podemos acceder a imágenes y vídeos en internet y comprobar lo que de verdad es un aborto, para tener una conciencia más informada. El Dr. Nathanson, recientemente fallecido, que había practicado miles de abortos, cambió radicalmente de opinión cuando vio un aborto filmado por ecografía. Vio cómo las pulsaciones del niño se aceleraban hasta el paroxismo, mientras intentaba en vano alejarse de los instrumentos que le descuartizaban. Se dedicó el resto de su vida a luchar contra el aborto.

Existe una segunda víctima del aborto: la mujer. Las voluntarias que trabajan en la asistencia a embarazadas son testigos de las desinformaciones, presiones económicas, familiares y personales a que se ven sometidas. A menudo, oponerse al aborto es una decisión heroica de una mujer abandonada e injustamente tratada, mientras a su alrededor muchos la animan a quitarse el problema de encima, “problema” que ellos no llevan dentro. Diversas asociaciones cristianas, como Proyecto Raquel, que estamos introduciendo en nuestra Diócesis, se dedican a sanar las profundas heridas psicológicas y espirituales del aborto en la mujer, y también en el hombre.

Por eso, proteger legalmente la vida prenatal no implica encarcelar a las mujeres que han abortado, como explicó Mons. Esteban Munilla, obispo de San Sebastián, en Radio María. Lo que necesitan estas mujeres es acogida y apoyo personal, y en la Iglesia tenemos los brazos abiertos para ellas. Existen otras formas de abolir el lucrativo negocio del aborto y proteger legalmente al no nacido, empezando por no financiar ni autorizar esas “clínicas de la muerte” que son los abortorios. Además, es necesario aportar asistencia real para las embarazadas en situaciones difíciles. La situación de estas mujeres en este tiempo de crisis, su especial vulnerabilidad, debe ser un toque de atención para todos. Tenemos que ayudarlas.

Defender la vida no parece tampoco una cuestión de derechas ni de izquierdas, división por otra parte bastante confusa, aunque muchos se empeñen en reducir la riqueza de la acción pública de los ciudadanos a dos etiquetas tan simplistas. Tabaré Vázquez, presidente (socialista) de Uruguay, explicó en 2008 su veto a la ley que pretendía permitir el aborto en su país, afirmando: “El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia”.

Por otra parte, una toma de contacto cada vez mayor con la realidad puede ayudar a cambiar las conciencias. Así, por ejemplo, hace diez años se vendía con cierto tinte de “progresismo” la idea de reconocer la prostitución e incluirla entre los oficios demandados en el INEM. El conocimiento de las implicaciones reales que supone establecer un “contrato sexual remunerado” con un extraño, ha hecho comprender ya a muchos que la prostitución se parece más a una forma de esclavitud que a un trabajo. “La prostitución existe… porque tú pagas”, es el texto de un buen anuncio público sobre este tema.

En octubre de 2011, el Consejo de Europa aprobó una iniciativa para prohibir el aborto por razón de sexo. Contó con el apoyo de la inmensa mayoría de grupos parlamentarios. En esta ocasión, tanto las supuestas izquierdas como las supuestas derechas entendieron que es injusto abortar a una niña por ser mujer, como ocurre por desgracia en China o India, y como se empezaba a observar también en algunos países europeos. Está claro, pero ¿por qué las niñas tienen derecho a nacer y los que sufren síndrome de Down, no? ¿Es que son menos humanos? Asistimos, con el diagnóstico prenatal, a una verdadera cacería intrauterina de bebés “defectuosos”, amparada por la ley y financiada con impuestos. Podríamos seguir: ¿Por qué las niñas tienen derecho a nacer y los que tienen la desgracia de ser concebidos en “mal momento”, no? ¿Es que sus vidas valen menos? El aborto no se sostiene, es un negocio tan injusto como la esclavitud, la guerra o el tráfico de drogas.

 La Madre Teresa de Calcuta llegó a afirmar que “la mayor amenaza para la paz es el aborto”. Sabía muy bien que somos unos ilusos si pretendemos construir una sociedad justa y en paz, sobre los pequeños cadáveres de millones de víctimas inocentes. La realidad es que todos tenemos derecho a la vida, como afirma nuestra Constitución.


Por todo esto y mucho más, desde el Secretariado de Defensa de la Vida de la Diócesis de Cádiz y Ceuta animamos a todos a rezar por la vida, a colaborar con ayudas sociales y a ofrecer una educación sexual verdaderamente humana. Y también os animamos a actuar y luchar democráticamente para abolir el aborto, especialmente en este 5 de Julio, aniversario de la proclamación de una ley injusta, muy injusta.

miércoles, 3 de julio de 2013

UN VERANO EVANGELIZADOR

Un verano evangelizador

¡Cuánto he disfrutado en la Coronación de la Virgen de la Luz el pasado domingo 16 de junio en Tarifa! Una multitud se apiñaba alrededor de la Madre para expresarle su gratitud y amor y transformaba la fiesta en un verdadero testimonio de fe en medio de las calles. Y unido a estos festejos, el compromiso de la comunidad cristiana de hacer un gran gesto de caridad y una gran misión en julio. 

Durante una semana, matrimonios, jóvenes, niños y personas mayores -no sólo de Tarifa sino de varios lugares de la diócesis y de distintos movimientos y realidades eclesiales- se repartirán por el pueblo anunciando la belleza de la vida cuando uno deja que su familia, su diversión o su enfermedad sean tocadas por Cristo resucitado. Muchos turistas se sorprenderán durante la noche del sábado al ver jóvenes entablando con ellos una amena conversación acerca de Dios por las calles, en la playa, en las terrazas, e invitándoles a acercarse a la parroquia para presentarle al Señor sus peticiones y preguntas. La misma iglesia estará siempre abierta para acoger a quien se acerque. Y, además de ello, gymcanas, juegos y decenas de actividades para mayores y pequeños. En fin, todo un ejemplo de lo que puede ser un verano en nuestros pueblos, tan acogedores en sí mismos, y que los cristianos debemos aprovechar como tiempo de evangelización. 

La misma belleza de nuestras playas, campos y pueblos blancos, la historia de nuestras catedrales e iglesias, el cuidado de la liturgia dominical e incluso alguna actividad cultural que pudiese servir de “gancho” pueden ser una oportunidad inmejorable para añadir a las vacaciones de muchos el mayor de los descansos que es encontrarse con Cristo, pues como decía san Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. 

Queridos amigos, empeñémonos en darnos a los demás este verano y encontraremos nuestro auténtico descanso. 

Evangelicemos y el Señor sacudirá de nosotros la fatiga de nuestra vida transformándola en ilusión y servicio. Hagamos la prueba. Dios no defrauda. Que la Virgen de la Luz sea la Estrella de nuestra evangelización este verano.

+Rafael Zornoza Boy, obispo de Cádiz y Ceuta

PALABRA DE VIDA, julio 2013

PALABRA DE VIDA, julio 2013[1]
«Toda la ley se cumple en una sola frase: amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Ga 5, 14).
Estas palabras de Pablo, el Apóstol, son breves, estupendas, lapidarias, clarificadoras.
Nos dicen cuál debe ser la base del comportamiento cristiano, lo que debe inspirarlo siempre: el amor al prójimo.
El Apóstol ve en la práctica de este mandamiento el pleno cumplimiento de la ley, la cual dice: no cometerás adulterio, no robarás, no desearás... y ya se sabe que quien ama no hace nada de esto: quien ama no mata, no roba...
«Toda la ley se cumple en una sola frase: amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Pero quien ama no sólo evita el mal. Quien ama se abre a los demás, quiere el bien, lo hace, se entrega: llega a dar la vida por la persona amada.
Por eso Pablo escribe que amando al prójimo no sólo se observa la ley, sino que se alcanza «la plenitud» de la ley.
«Toda la ley se cumple en una sola frase: amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Si toda la ley consiste en amar al prójimo, hay que considerar los demás mandamientos como medios para iluminarnos y guiarnos para saber encontrar en las intrincadas situaciones de la vida el camino para amar a los demás; hace falta saber leer en los demás mandamientos la intención de Dios, su voluntad.
Él quiere que seamos obedientes, castos, contenidos, mansos, misericordiosos, pobres... para practicar mejor el mandamiento de la caridad.
«Toda la ley se cumple en una sola frase: amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Nos podríamos preguntar: ¿cómo es posible que el Apóstol omita hablar del amor a Dios?
La cuestión es que el amor a Dios y al prójimo no compiten entre sí; al contrario, el uno, el amor al prójimo, es expresión del otro, del amor a Dios. Pues amar a Dios significa hacer su voluntad, y su voluntad es que amemos al prójimo.
«Toda la ley se cumple en una sola frase: amarás a tu prójimo como a ti mismo».
¿Cómo poner en práctica esta Palabra?
Está claro: amando al prójimo, amándolo de verdad. Lo cual significa: donarnos a él, pero donarnos desinteresadamente.
No ama quien manipula a su prójimo en función de sus propios fines, aunque sean de lo más espiritual, como por ejemplo hacerse santo. Tenemos que amar al prójimo, no a nosotros mismos.
Sin embargo, es indudable que quien ama así se hace santo de verdad; será «perfecto como el Padre», porque habrá cumplido lo mejor que podía hacer: ha entendido bien la voluntad de Dios, la ha puesto en práctica; ha observado plenamente la ley.
Y ¿no es cierto que al final de la vida se nos examinará únicamente sobre el amor?
Chiara Lubich



[1] Publicada en Ciudad Nueva n. 179 (6/1983), p. 30.